Manifiesto
por abdennurprado
- El paradigma inter-religioso implica la aceptación de todas las tradiciones como «vías de salvación legítimas» (caminos para lograr la plenitud), sin establecer ninguna jerarquía en torno a ellas.
- Reconoce que todas las tradiciones comparten, básicamente, los mismos valores y la misma búsqueda, el mismo anhelo de absoluto, de no-dualidad o de unión con la divinidad.
- El paradigma inter-religioso es en cierto sentido anti-religioso, en la medida en que nos retrotrae a la experiencia mística e inefable, no tematizada ni codificada, que está en el origen de las grandes religiones de la humanidad.
- Como superación de la mera religiosidad, el paradigma inter-religioso da primacía a la experiencia sobre el conocimiento, a la revelación sobre la doctrina, a lo instituyente sobre lo instituido, a lo fluido sobre lo sólido, a lo abierto sobre lo cerrado.
- El paradigma inter-religioso es destructivo: implica la supresión de las barreras conceptuales que los hombres de religión trazan entre las distintas religiones.
- El paradigma inter-religioso es inclusivo: a él están convocados creyentes y ateos, hombres y mujeres de todos los países.
- La experiencia interior es la única fuente de autoridad que reconoce.
- Desde la experiencia interior, todos los ritos, ideales, dogmas o doctrinas pasan a ser considerados como medios, y no fines en sí mismos.
- Constata el relativismo de toda religión históricamente constituida, el hecho de que las doctrinas y el cierre canónico operado son creación humana, producto de unas determinadas intenciones e intereses, surgidas como fruto de unas determinadas relaciones de poder.
- Denuncia todo dogmatismo y toda pretensión de ortodoxia como un empobrecimiento: la reducción de la experiencia interior inefable a una expresión unívoca y limitada a lo externo.
- No desprecia ni rechaza los dogmas que la religión ofrece, los ve como pobres intentos de poner límites a lo que es, por esencia, ilimitado.
- Rechaza toda doctrina excluyente como una desviación interesada del mensaje originario de todas las tradiciones, y se compromete a luchar en contra de toda doctrina exclusivista, por muy venerable que esta sea considerada por «los suyos».
- Es auto-crítico: exije el valor de denunciar toda doctrina exclusivista que se haya enquistado en la propia tradición.
- Denuncia toda reducción de lo Absoluto a una sola tradición (la pretensión de poseer las claves de la salvación en exclusiva) como un acto de idolatría.
- Rechaza la pretensión de uniformidad en el seno de cualquier tradición, afirma de forma gozosa el pluralismo tanto intra como inter-religioso, como una muestra de la capacidad creadora de Dios.
- Afirma que categorías tales como «los musulmanes» o «los judíos» o «los hinduístas» no son más que ficciones, carentes de contenido real. Un seguidor de cualquier religión puede sentirse más cercano a los seguidores de otras religiones que no a los de su propia religión.
- Rechaza incluso limitarse a la propia humanidad, como una categoría que lo separa del resto de las criaturas: todas las criaturas (pertenecientes a los reinos mineral, vegetal o animal) son hermanas entre sí.
- Reconoce a toda criatura como «capaz de Dios»: toda criatura posee en su interior, de forma innata, la posibilidad de realizarse, sin necesidad de recurrir a mediación alguna.
- Afirma que la salud espiritual, el nirvana o absoluto, la plenitud vital, la salvación, la realización personal, el paraíso o goce sin medida (toda imagen de plenitud)… pueden alcanzarse por diferentes vías, incluso fuera de toda práctica religiosa. Es un don gratuito: ninguna acción ni pensamiento humanos pueden coaccionar al Dador de la existencia.
Adenda
Como musulmán, afirmo que todo lo anterior es el islam, tal y como lo transmitió el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-lâh sean sobre él) y esta recogido en el Corán. Y admito que también es el cristianismo que enseñó Jesús, o el budismo enseñado por Buda, o el judaísmo primigenio, o el taoísmo, así como las enseñanzas de los Vedas y de las tradiciones africanas y amerindias.
Afirmo que todo lo anterior constituye una enseñanza primordial, innata al ser humano, anterior a toda expresión cultural o religión histórica.
Reconozco por tanto que la expresión de todo ello es relativa, no agota ni mucho menos lo que apunta, se trata tan solo de un torpe intento de decirlo, que brota del corazón y se dirije a los corazones de aquellos que reconocen el paradigma inter-religioso como algo necesario, como un palpito de vida o aliento de la miserirordia creadora.
Abdennur Prado
4 de septiembre 2011
5 Shawwal 1432
Os invito a hacer comentarios, añadidos, críticas, adhesiones…
Qué «bonita» es la teoría, pero luego llevarlo a la práctica… ya me gustaría a mí ver a budistas en Afganistán (sin que les derriben sus obras) o ver a católicos profesar su religión libremente en Arabia Saudí (sin miedo a terminar en un calabozo).
Bueno, Afgansitán y Arabia Saudí dos países ocupados por occidente, así que habrá que preguntar a sus amos occidentales.
Afganistán y Arabia Saudí, dos países que siempre han destacado por su «tolerancia», antes inclus de que nacieran George Bush, o el gran «salvador» Obama.
Oir hablar de tolerancia religiosa a un español que usa como nick «Don Pelayo» es francamente divertido!
Don Pelayo:
Por lo de Afganistán no se preocupe. Nuestras solidarias tropas españolas, en cooperación con las de otros muchos países democráticos, están encargándose de que a los budistas no les «derriben» más obras. Estamos trabajando en ello.
Y en cuanto a lo de Arabia Saudí, si es usted católico, tampoco se preocupe. Exprese claramente sus ideas políticas y ya verá como enseguida le dejan hasta hacer una misa por el Caudillo. Sin problema.
Salam Abdennur.
Atendiendo a la concepción de Islam no como un cuerpo doctrinal, sino como la sumisión a Dios, nacida simultáneamente con el hombre, cualquier musulmán debería estar predispuesto a admitir que la suya no es la única vía de acceso a Dios. Sin embargo, hay un montón de afirmaciones en tu manifiesto que van bastante más allá de eso y que me parece que suponen enfrentarse a dos tipos de problemas:
-Afirmaciones aparentemente incompatibles con el Islam.
-Afirmaciones sobre hechos no coincidentes con los datos científicamente aceptados.
1º Afirmaciones aparentemente incompatibles con el Islam.
-«Aceptación de todas las tradiciones como “vías de salvación legítimas” , sin establecer ninguna jerarquía en torno a ellas.
Se supone que para un musulmán la revelación a Mahoma es la última, definitiva y perfecta. Ello implica una jerarquía y una superioridad de dicha revelación sobre el resto de tradiciones.
-«La experiencia interior es la única fuente de autoridad que reconoce.»
Esto parece incompatible con el Islam. Una puede decir que, por ejemplo, ante una interpretación dudosa de un texto revelado, la experiencia interior es la única fuente de autoridad. Eso no es incompatible con el Islam. Pero decir que la única fuente de autoridad es la experiencia interior inutiliza cualquier revelación. ¿Para qué sirve entonces el Corán? Ello por no comentar lo que supondría reconocer como autoridad válida las experiencias interiores de un psicokiller.
-«No desprecia ni rechaza los dogmas que la religión ofrece, los ve como pobres intentos de poner límites a lo que es, por esencia, ilimitado.»
Hay que hacer notar, en primer lugar, que la afirmación resulta contradictoria. No los desprecia pero los ve como «pobres intentos». Si consideramos que se está denominando «pobres intentos» a dogmas que el muslmán considera revelados por Dios al Profeta, la afirmación roza lo blasfemo o lo absurdo: ¿Dios, el Todopoderoso, haciendo «pobres intentos»…? Quizá sería mejor decir que su insuficiencia se debe a que están adaptados a la insuficiencia de nuestra naturaleza humana. Un dogma no son las alas que el ángel tiene para subir hasta Dios, pero al menos es una escalera para los que no tenemos alas.
2º -Afirmaciones sobre hechos no coincidentes con los datos científicamente aceptados.
-«Todas las tradiciones comparten el mismo anhelo de no-dualidad o de unión con la divinidad.»
Esto es una afirmación que no se corresponde con lo que las Ciencias de la Religión nos dicen. La mayoría de las tradiciones no se suelen significar acerca del anhelo de no-dualidad (un concepto místico-filosófico ajeno a la mayoría de ellas). Que algún teólogo adscrito a una determinada tradición lo haga a posteriori no es algo atribuíble a la tradición. No sólo eso: hay tradiciones religiosas que expresamente se manifiestan contrarias a la no-dualidad. Sin ir más lejos, la tradición Advaita enseguida se enfrentó con una tradición Dvaita, opuesta a las doctrinas de Sankara. ¿Deberemos, por tanto, expulsar fuera del paradigma interreligioso a los seguidores del Dvaita, a los dasas (esclavos) de Dios, que predicaban la sumisión amorosa a la divinidad y la eliminación de las castas? ¿Deberemos expulsar también del paradigma a los muchos teólogos que, dentro de una tradición religiosa que no se define en este sentido, apuestan por la dualidad absoluta entre Dios y sus criaturas?
-«Rechaza toda doctrina excluyente como una desviación interesada»
Esta afirmación resulta excesiva. No creo que se pueda afirmar sin pruebas que todas las doctrinas religiosas excluyentes -que, por cierto constituyen la inmensa mayoría de las que han sido- deban su carácter excluyente a un interés espurio. Sin duda es inverificable, muy probablemente es falso y aparentemente es injusto.
-En los Addenda afirmas que todo lo dicho en el manifiesto es el Islam y está recogido en el Corán. Sobre algunos problemas que yo veo en ese sentido, ya he hablado en el primer apartado.
Pero extiendes la afirmación a un listado de religiones y/o tradiciones (en unas aclarando que se trata no de su doctrina actual, sino de la «primigenia» y en otras sin mediar esta aclaración.) Además, no sé si al listado cabe añadir un etcétera o consideras que está cerrado. Porque hay tradiciones y/o religiones no incluídas en él e ignoro si éstas que han quedado fuera las consideras también compatibles con el Manifiesto.
En cualquier caso, afirmar de todas las tradiciones religiosas que en el mundo han sido (o, al menos, de las que enumeras expresamente) que son compatibles con el Manifiesto me parece cuando menos muy apresurado. Pienso que exigiría un examen desprejuiciado de todas esas tradiciones, examen que, además, quizá exceda la capacidad de un solo investigador, por mucho tiempo que le dedique al tema.
Tú distingues aquí con claridad (lo mismo que haces con el Budismo y el Judaísmo) entre las enseñanzas «primigenias» y la doctrina actual. Resulta curioso que no lo hagas en las otras religiones que enumeras (taoísmo, Vedas, tradiciones africanas y amerindias) ¿acaso en éstas no ha habido cambios significativos entre la doctrina original y la actual? ¿O es que en este caso ambos estados -el primigenio y el presente- son compatibles con el Manifiesto?
Veo además otro problema mayor. ¿Cómo establecer lo «primigenio» del Judaísmo? Ésa es una cuestión peliaguda, porque, en primer lugar, hay pocas certezas históricas acerca de los pasos precisos de la evolución de esta religión. En segundo lugar ¿dónde ponemos el adjetivo primigenio? ¿Hasta qué momento cronológico del judaísmo debemos retrotraernos? ¿Deben los judíos adherentes al Manifiesto volver a la religión de antes de la destrucción de Jerusalén por Tito, al sacerdocio y al Templo? ¿Deben ir aun más atrás y llegar a la época del cautiverio, en la que no creían en el alma ni en la vida eterna? ¿O aun más atrás y retomar el politeísmo que tanto se esforzó Moisés en hacer desaparecer?
Con respecto al budismo que enseñó Buda ¿no es cierto que hay dificultades más que serias para establecer qué fue lo que realmente dijo Buda? ¿Cómo entonces afirmas con tanta seguridad que su doctrina es compatible con el manifiesto?
Como el cristianismo es la tradición que más conocemos, como personas nacidas en un entorno cultural cristiano, podemos tener aun más patente lo difícil que es hablar del «Cristianismo que enseñó Jesús.» En primer lugar porque es sumamente difícil determinar qué enseñó realmente Jesús, ya que, tras doscientos años de estudios, la crítica filológica neotestamentaria -tanto la creyente como la no creyente- considera que los Evangelios no son un relato fiel de dichas enseñanzas y que es preciso distinguir lo añadido por los redactores de los Evangelios de lo realmente dicho por Jesús. Y en esto sí hay enormes desacuerdos. En segundo lugar, «el cristianismo que enseñó Jesús» podemos decir que no existe. A finales del siglo XIX un teólogo protestante, estudioso del Nuevo Testamento, (Wellhausen) expresó algo con lo que prácticamente toda la comunidad científica actual está de acuerdo: «Jesús no era cristiano, era judío, no predicó una fe nueva sino que enseñó a los hombres a hacer la voluntad de Dios y en su opinión, lo mismo que en la opinión de los judíos, debía encontrarse en la Ley de Moisés y en los otros libros de las Escrituras.» Si queremos hablar de cristianismo «primigenio» será preciso referirse al que Pablo predicó. Citando otra frase lapidaria de otro teólogo cristiano, Bultmann, podemos decir que el cristianismo no es la religión que predicó Jesús sino la religión que predicó «a» Jesús.
Por tanto, no me parece científicamente admisible atribuir un estado primigenio de todas las tradiciones religiosas en el cual todas éstas coincidían con los parámetros del manifiesto.
Ahora una última crítica. Ésta no se refiere al contenido puramente teológico del manifiesto sino a sus posibles implicaciones sociopolíticas.
Una consecuencia sociopolítica positiva evidente de la puesta en práctica de los principios del manifiesto sería la desaparición de los conflictos interreligiosos. Ahora bien, cabe preguntarse si realmente los terribles conflictos que los medios de comunicación suelen presentar como interreligiosos poseen realmente esa naturaleza. Existe la opinión generalizada alimentada por los medios de que las catástrofes humanas que hoy se desarrollan en Afganistán, Palestina, Iraq, Libia y los llamados atentados islamistas son guerras de religión. O al menos se considera a lo religioso como uno de los factores determinantes de esos conflictos. Sin embargo, un análisis objetivo revela que la religión tiene bien poco que ver en ellos. Los palestinos habrían sido igualmente masacrados por el estado de Israel aunque hubiesen sido budistas, ateos o incluso tan judíos como ellos (de hecho hay palestinos y libaneses cristianos igualmente castigados por los israelíes. Afganistán, Iraq o Libia son ejemplos de guerras económicas y geopolíticas en el marco del neocolonialismo. Los invadidos no se enfrentan a los invasores porque son de otra religión, sino porque son invasores. Otra cosa es que en pueblos con una fuerte religiosidad, la lucha contra la invasión se exprese mediante formas religiosas. Por tanto no creo que estos terribles conflictos cesen si deja de haber diferencias religiosas, puesto que la causa que los motiva no está en esas diferencias.
Pero yo creo que puede existir una consecuencia sociopolítica negativa si los principios del manifiesto se pusiesen en práctica. Se podría llegar a una situación de globalización religiosa. Una única religión de límites imprecisos para todos los humanos (¡incluso los ateos, con lo que ni siquiera denominándose ateo podría una evitar ser incluída en ella!). Esta idea de una única religión para toda la Humanidad, que podía sonar hermosa en la época de la Ilustración, hoy provoca cierto terror. La religión única y global, la religión en la que está permitido creer en lo que se quiera menos en que se es diferente causa la misma inquietud que esa cultura única que está arrasando todas las culturas tradicionales del planeta.
No quiero terminar sin aclarar que he consignado aquí solo lo que me ha parecido criticable. Hay muchos aspectos del manifiesto que suscribo y que me gustaría que suscribieran ciertos Sumos Pontífices y ciertos emires. Podría resumir mi postura al respecto diciendo que estoy a favor de la convivencia, la mutua influencia, el mutuo respeto y la necesidad de que el fiel de una religión se tome la molestia de conocer y admirar a las otras religiones. Pero no estoy a favor de la mezcla informe. «Juntos pero no revueltos» sería el lema a aplicar. Ser buenos vecinos se basa también en el respeto del espacio de cada uno. Estás invitado a mi casa, tú me invitas a la tuya: pero mi casa es mi casa, y la tuya es la tuya.
En fin, me he permitido hacer estas críticas en respuesta a tu propia petición, con todo el respeto y admiración a tu valía intelectual y ética y con la intención, realmente, no de corregir sino de ofrecer mi propio punto de vista e invitar al debate.
Un abrazo.
Ver a los musulmanes pedir tolerancia en Europa y América (puesto que son minoría -de momento-) es también francamente divertido.
¿Tolerancia? Nadie pide tal cosa. Se exige que se cumplan las leyes que garantizan la libertad de conciencia y la igualdad de todas las religiones, y que se respeten los derechos humanos. En Europa, América, Asia, África u Oceanía. Y hasta en el Polo Norte, y con independencia de quien sea mayoría o minoría. Insha A-lâh.