Manifiesto

  • El paradigma inter-religioso implica la aceptación de todas las tradiciones como «vías de salvación legítimas» (caminos para lograr la plenitud), sin establecer ninguna jerarquía en torno a ellas.
  • Reconoce que todas las tradiciones comparten, básicamente, los mismos valores y la misma búsqueda, el mismo anhelo de absoluto, de no-dualidad o de unión con la divinidad.
  • El paradigma inter-religioso es en cierto sentido anti-religioso, en la medida en que nos retrotrae a la experiencia mística e inefable, no tematizada ni codificada, que está en el origen de las grandes religiones de la humanidad.
  • Como superación de la mera religiosidad, el paradigma inter-religioso da primacía a la experiencia sobre el conocimiento, a la revelación sobre la doctrina, a lo instituyente sobre lo instituido, a lo fluido sobre lo sólido, a lo abierto sobre lo cerrado.
  • El paradigma inter-religioso es destructivo: implica la supresión de las barreras conceptuales que los hombres de religión trazan entre las distintas religiones.
  • El paradigma inter-religioso es inclusivo: a él están convocados creyentes y ateos, hombres y mujeres de todos los países.
  • La experiencia interior es la única fuente de autoridad que reconoce.
  • Desde la experiencia interior, todos los ritos, ideales, dogmas o doctrinas pasan a ser considerados como medios, y no fines en sí mismos.
  • Constata el relativismo de toda religión históricamente constituida, el hecho de que las doctrinas y el cierre canónico operado son creación humana, producto de unas determinadas intenciones e intereses, surgidas como fruto de unas determinadas relaciones de poder.
  • Denuncia todo dogmatismo y toda pretensión de ortodoxia como un empobrecimiento: la reducción de la experiencia interior inefable a una expresión unívoca y limitada a lo externo.
  • No desprecia ni rechaza los dogmas que la religión ofrece, los ve como pobres intentos de poner límites a lo que es, por esencia, ilimitado.
  • Rechaza toda doctrina excluyente como una desviación interesada del mensaje originario de todas las tradiciones, y se compromete a luchar en contra de toda doctrina exclusivista, por muy venerable que esta sea considerada por «los suyos».
  • Es auto-crítico: exije el valor de denunciar toda doctrina exclusivista que se haya enquistado en la propia tradición.
  • Denuncia toda reducción de lo Absoluto a una sola tradición (la pretensión de poseer las claves de la salvación en exclusiva) como un acto de idolatría.
  • Rechaza la pretensión de uniformidad en el seno de cualquier tradición, afirma de forma gozosa el pluralismo tanto intra como inter-religioso, como una muestra de la capacidad creadora de Dios.
  • Afirma que categorías tales como «los musulmanes» o «los judíos» o «los hinduístas» no son más que ficciones, carentes de contenido real. Un seguidor de cualquier religión puede sentirse más cercano a los seguidores de otras religiones que no a los de su propia religión.
  • Rechaza incluso limitarse a la propia humanidad, como una categoría que lo separa del resto de las criaturas: todas las criaturas (pertenecientes a los reinos mineral, vegetal o animal) son hermanas entre sí.
  • Reconoce a toda criatura como «capaz de Dios»: toda criatura posee en su interior, de forma innata, la posibilidad de realizarse, sin necesidad de recurrir a mediación alguna.
  • Afirma que la salud espiritual, el nirvana o absoluto, la plenitud vital, la salvación, la realización personal, el paraíso o goce sin medida (toda imagen de plenitud)… pueden alcanzarse por diferentes vías, incluso fuera de toda práctica religiosa. Es un don gratuito: ninguna acción ni pensamiento humanos pueden coaccionar al Dador de la existencia.

Adenda

Como musulmán, afirmo que todo lo anterior es el islam, tal y como lo transmitió el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-lâh sean sobre él) y esta recogido en el Corán. Y admito que también es el cristianismo que enseñó Jesús, o el budismo enseñado por Buda, o el judaísmo primigenio, o el taoísmo, así como las enseñanzas de los Vedas y de las tradiciones africanas y amerindias.

Afirmo que todo lo anterior constituye una enseñanza primordial, innata al ser humano, anterior a toda expresión cultural o religión histórica.

Reconozco por tanto que la expresión de todo ello es relativa, no agota ni mucho menos lo que apunta, se trata tan solo de un torpe intento de decirlo, que brota del corazón y se dirije a los corazones de aquellos que reconocen el paradigma inter-religioso como algo necesario, como un palpito de vida o aliento de la miserirordia creadora.

Abdennur Prado
4 de septiembre 2011
5 Shawwal 1432